Pocas cosas nos causan tanto pavor como aquellos peligros que no podemos ver y que desconocemos. Estas últimas semanas la alarma mundial gira entorno a un pequeño organismo denominado coronavirus 2019-nCoV, con origen en la provincia china de Hubei. Es nuevo, no lo vemos, no sabemos cómo anularlo y podría estar acechando en cualquier lugar o cualquier individuo.
“Toda prevención es poca”, reza el refrán. Con esta idea China ha optado por el aislamiento como principal medida preventiva ante el riesgo de contagio. Ha cerrado sus fronteras, y sus calles, normalmente superpobladas, se ven hoy desiertas. Nadie sale de sus casas, solo para ir cada tres días al super para abastecerse de alimentos y medicamentos.
Y de China al resto del mundo. El miedo, una instintiva medida preventiva que nos pone en alerta y nos impulsa a tomar precauciones para minimizar los riesgos, ha dado paso a la neurosis. Y ésta a la cancelación del Mobile World Congress, previsto del 24 al 27 de este mes. Las empresas que cancelaron su asistencia al MWC 2020 lo hicieron por miedo a exponer a sus trabajadores al contagio. La medida más drástica. Ante el riesgo, mejor no exponerse.
La organización ha hecho todo lo posible para evitar la cancelación. Implantación de medidas de seguridad e higiene siguiendo las directrices de la OMS, campañas de información preventiva para trabajadores del evento y asistentes, refuerzo de la asistencia sanitaria en el recinto, facilitando EPI como mascarillas… Hasta el punto de aconsejar evitar los apretones de manos en las negociaciones comerciales.
Pero no ha sido suficiente. Finalmente el goteo de cancelaciones obligó al GSMA, organizador del evento, a cancelar el evento anual internacional. Sin embargo, muchas de esas mismas firmas no han cancelado su asistencia a otras ferias. Curioso cuanto menos.
De todas ellas, la única que ha afirmado públicamente haber realizado una “extensa evaluación de riesgos” previa a su decisión ha sido Ericsson. El resto alude a su responsabilidad respecto a la salud e integridad de sus empleados frente el mínimo riesgo de contagio.
Y todo esto, ¿quién lo paga? Los ojos se posan ahora en las aseguradoras y las indemnizaciones. Habrá que ver si se hacen cargo de las consecuencias económicas derivadas de la cancelación sin que existiera un riesgo real de pandemia declarado por la OMS. Tremendo lío el que le viene ahora a la organización para indemnizar a los expositores.
El miedo a que nos pase algo malo en una situación o en la realización de determinadas tareas nos impulsa a tomar medidas de precaución para continuar con nuestros propósitos con seguridad. Pero lo que hemos visto esta última semana respecto al coronavirus y el MWC ha resultado ser una neurosis más contagiosa que cualquier virus.
Desde UCAE (Unidad de Coordinación de Actividades Empresariales) estamos comprometidos con la difusión de una cultura preventiva basada en la planificación y la evaluación de los riesgos reales a los que nos enfrentamos en el entorno laboral. Y así, una vez con los datos en la mano, determinar las medidas necesarias para minimizar los riesgos. Estudiar, evaluar y finalmente actuar frente a los riesgos.